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Aportes de Patricia Landolfi

Fe

Caminos derechos en senderos torcidos.

 

¿Cuantas veces en nuestras vidas nos acontecen situaciones amargas, inesperadas que nos dejan en baja durante algún tiempo, y luego mas adelante, nos damos cuenta que esos acontecimientos perturbadores nos hicieron dar un giro y tomar el camino que nos llevaría a situaciones cómodas, alegres y felices?

Lo que sucede es que realmente ese revés era necesario para tomar el camino adecuado. Todo pasa.  Solo necesitamos dos cosas imprescindibles para seguir adelante.  Fe y paciencia para esperar mejores tiempos. Caminar haciendo el bien, disfrutando el día a día, viendo las realidades de nuestras vidas como fortunas, apreciando lo que tenemos y lo bendecidos que somos por nuestro Padre Celestial que nos da salud, seres queridos, amistades, trabajo, pan diario, amor, paisajes hermosos, un clima que nos permite caminar sin necesidad de abrigos gordos en todo el año, calor humano, y miles de cosas mas que todos poseemos y quizás no agradecemos por ese tormento “enorme” que tenemos y que solo eso nos importa y lo demás es tontería.

A ver, que tan difícil es darnos cuenta que por más que nos afanemos no añadiremos ni un centímetro a nuestra estatura, y que esa gran tormenta que se encuentra en tu vida hoy, mañana solo será un simple recuerdo.  A ver, echemos un vistazo al pasado, ¿cuantos hay que no hemos pasado situaciones duras, tristes y difíciles?  A ver, ¿se quedaron estacionadas?  No.  La verdad es que la mayoría han sido superadas, puede que a  muchos todavía no se le han resuelto del todo situaciones, pero sobre la marcha, hay cambios, nada es estático.  Vale la pena entonces pasarse la vida lamentándose por aquello que se ha “perdido”, cuando lo mas hermoso, lo mas fiel, lo mas constante, lo verdadero, lo cierto, lo  real y permanente lo tenemos cada uno de nosotros en nuestros corazones.  ¿Saben a quien me refiero?  Pues a nuestro Dios, que nos dirige en los caminos que el considera que son los correctos para nosotros.  Si quizás, ese proyecto fallido no es lo adecuado para ti en este momento, quizás esa persona que se aleja, a la larga no te hará feliz. Quizás ese amor que se ha ido y ya no lo sientes no era verdaderamente el amor que te va acompañar en la vida.  Esos senderos que creemos torcidos, en las horas de desesperación y desvelo, son los correctos para nuestro ascenso espiritual.  No hay mal que Dios antes no sopese que podemos soportar.  Nunca El, nos manda nada que nos destruya, todo lo que nos sucede nos fortalece y prepara para los hermosos jardines que los caminos venideros nos tienen guardados.

Vamos, a enjugarnos las lagrimas de la desilusión, a sacudirnos del pesimismo y de la derrota.  Cambiemos de ánimo, sonriamos con ganas, hay un hermoso sendero que nos llevara a la felicidad.  No importa si la cuesta esta empinada, y los vientos soplen fuertes.  No importa que la marea este brava y las velas tengamos que elevarlas, pero vamos con fuerza.  Dios nos extenderá la mano para cuando estemos cansados, y nos acurrucará, cuando nuestra alma esté desfalleciendo.  Dormiremos un rato en sus brazos y cuando nos despertemos estará el sol resplandeciente, el arco iris radiante y los nubarrones negros estarán bien lejos en el horizonte.

Donde esta Dios?

Esa pregunta me la dijo mi hija, cuando escucho una noticia trágica que estaban trasmitiendo en la televisión. ¿Acaso el no se encuentra allí, donde suceden tragedias?  Eso tenia sentido para una pequeña chiquilla de 9 años, a la que en sus oraciones están todos sus seres queridos, incluyendo sus dos perros, sus dos gatitos y todos los otros animalitos que existen en el mundo.  Pero en el sentido de nosotros es diferente.  Dios esta presente en las vidas de aquellos que lo dejan entrar como invitado.  El no se inmiscuye en las vidas de aquellos que no lo llaman. El no molesta en los hogares que no lo evocan.  El es educado, y espera la invitación.  En los lugares que si oran, que si piden, que si evocan, ahí El esta siempre.  Protegiendo, cuidando, atesorando a sus hijos en medio de las pruebas. En cualquier momento, en cualquier circunstancia, en cualquier rincón esta Dios si lo invitas a estar contigo.  Y no es que no sucedan inconvenientes en esas situaciones, pero si pasan, no suceden de la misma forma que si El no esta.  Es como un velo celestial que envuelve a sus hijos de manera tal que nos protege de todos los acontecimientos funestos y situaciones adversas. 

¿Como empezamos a dejarlo entrar en nuestras vidas?  Con una sencilla oración.  Sin muchas ceremonias, ni antesalas, ni requisitos, ni formularios, ni burocracia.  Una sencilla oración basta, para El tomar las riendas de tu vida.  Lo hizo conmigo, en un momento de desolación, de angustia, de desesperanza.  Cuando creía que todo estaba perdido, cuando mis ganas de luchar estaban agotadas, cuando las lagrimas caían sobre mi rostro como un caudal en medio de la tormenta, Alce mis ojos al cielo y le susurré: ¡Ayúdame!  Solo un gemido, solo un intento desesperado de encontrarlo y ahí estaba.  Esperaba que yo lo invitara a entrar  para derramar sobre mí una amalgama de bendiciones innumerables.  El amor de Dios es infinito para sus hijos.  Lo probé y lo pruebo todos los días al abrir mis ojos. Inmediatamente los abro y me doy cuenta de que tengo vista, y puedo observar mi bello ángel como duerme.  Puedo aspirar el aroma de la maternidad, puedo compartir las sabias experiencias de mis padres, puedo ver la maravillosa naturaleza deslumbrante.  Puedo caminar, puedo reír, puedo cantar.   Puedo trabajar, puedo ayudar a los que me rodean, puedo escribir, y expresar lo que siento, puedo soñar, puedo esperar firmemente todas las maravillas que Dios me tiene reservadas con su inmenso amor, y así puedo afirmarle a mi hija cuando me pregunta: ¿donde esta Dios? Dios, cuando esta en nuestros corazones, esta en todas partes.