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Aportes de Patricia Landolfi

Donde esta Dios?

Esa pregunta me la dijo mi hija, cuando escucho una noticia trágica que estaban trasmitiendo en la televisión. ¿Acaso el no se encuentra allí, donde suceden tragedias?  Eso tenia sentido para una pequeña chiquilla de 9 años, a la que en sus oraciones están todos sus seres queridos, incluyendo sus dos perros, sus dos gatitos y todos los otros animalitos que existen en el mundo.  Pero en el sentido de nosotros es diferente.  Dios esta presente en las vidas de aquellos que lo dejan entrar como invitado.  El no se inmiscuye en las vidas de aquellos que no lo llaman. El no molesta en los hogares que no lo evocan.  El es educado, y espera la invitación.  En los lugares que si oran, que si piden, que si evocan, ahí El esta siempre.  Protegiendo, cuidando, atesorando a sus hijos en medio de las pruebas. En cualquier momento, en cualquier circunstancia, en cualquier rincón esta Dios si lo invitas a estar contigo.  Y no es que no sucedan inconvenientes en esas situaciones, pero si pasan, no suceden de la misma forma que si El no esta.  Es como un velo celestial que envuelve a sus hijos de manera tal que nos protege de todos los acontecimientos funestos y situaciones adversas. 

¿Como empezamos a dejarlo entrar en nuestras vidas?  Con una sencilla oración.  Sin muchas ceremonias, ni antesalas, ni requisitos, ni formularios, ni burocracia.  Una sencilla oración basta, para El tomar las riendas de tu vida.  Lo hizo conmigo, en un momento de desolación, de angustia, de desesperanza.  Cuando creía que todo estaba perdido, cuando mis ganas de luchar estaban agotadas, cuando las lagrimas caían sobre mi rostro como un caudal en medio de la tormenta, Alce mis ojos al cielo y le susurré: ¡Ayúdame!  Solo un gemido, solo un intento desesperado de encontrarlo y ahí estaba.  Esperaba que yo lo invitara a entrar  para derramar sobre mí una amalgama de bendiciones innumerables.  El amor de Dios es infinito para sus hijos.  Lo probé y lo pruebo todos los días al abrir mis ojos. Inmediatamente los abro y me doy cuenta de que tengo vista, y puedo observar mi bello ángel como duerme.  Puedo aspirar el aroma de la maternidad, puedo compartir las sabias experiencias de mis padres, puedo ver la maravillosa naturaleza deslumbrante.  Puedo caminar, puedo reír, puedo cantar.   Puedo trabajar, puedo ayudar a los que me rodean, puedo escribir, y expresar lo que siento, puedo soñar, puedo esperar firmemente todas las maravillas que Dios me tiene reservadas con su inmenso amor, y así puedo afirmarle a mi hija cuando me pregunta: ¿donde esta Dios? Dios, cuando esta en nuestros corazones, esta en todas partes.

 

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