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Aportes de Patricia Landolfi

Y tu, conoces a Tony?

 

Tony  Meléndez es un hombre común.  Nació en Nicaragua en el seno de una gran familia.  Por razones que solo Dios sabe, un medicamento ingerido por su madre en la gestación, para controlar los síntomas del embarazo, Tony nació sin brazos.  Que tragedia para cualquier familia. Para ellos no fue una tragedia.

Sus padres emprendieron una lucha sin tregua para que Tony no viese en su deformación una calamidad.  Su padre prefirió emigrar a los Estados Unidos para conseguir mejores oportunidades de vida para su hijo especial. 

En el hogar, Tony aprendió la primera lección importante para vivir: No darse por vencido.  A partir de esa primera lección importante de vida, surgieron otras no menos importantes.  Su padre, músico, le dijo un día que se fuera a lavar los pies, y que tomara la guitarra con los mismos.  Le dijo: anda hijo, toca.  ¿Como habría de tocar?  Podríamos pensar.  Pues con lo que Dios le había dado, con los pies. 

Y a partir de ahí, con grandes esfuerzos, seis a siete horas de practica por muchos años, se comenzaron a escuchar hermosas  melodías de los pies de Tony, tanto que tocaba en misas y en conferencias, hasta que Dios lo puso en el lugar indicado y en el momento indicado.  Gran lección de la vida: Si tienes a Dios en tu vida, llegara tu oportunidad.  Y Tony fue seleccionado para tocarle al Papa Juan Pablo II en la ciudad de Los Ángeles en 1987.  Y ahí sucedió el momento mágico.  El Santo Padre, luego que Tony tocara su música, lleno de emoción, salto al escenario, a abrazarle. 

Desde ese entonces, no ha cesado el ministerio de amor que Tony Meléndez ha emprendido alrededor del mundo.  No cesa de enseñar lo maravilloso que puede ser la vida si aprecias los milagros que hay en tu vida.  Tony habla de las maravillas que Dios ha permitido que sucedan a través de su limitación.  Cuenta de lo difícil que fue conseguir una pareja que lo aceptara como era, pero como Dios hace todo perfecto, Consiguió su bella esposa, que no solo lo ama, sino que lo estimula a seguir impulsando el amor de Dios en la vida de las personas.  Tiene dos hermosos hijos adoptados, y es un ser completamente feliz. 

Lleno de retos,  expresa que cuando alguien le dice que hable de milagros el suele decir: Mira tus  manos, ahí tienes el milagro.  Para Tony, las manos son un milagro, porque el nació sin ellas.  ¿Para ti, cual será el milagro?  Imitemos a Tony, veamos nuestras limitaciones, como grandes oportunidades de ver el milagro de amor que Dios nos tiene reservados.

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