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Aportes de Patricia Landolfi

El verdadero amor

Nada hay más perfecto que el amor.

Nada hay más perfecto que el amor.

 Es oportuno aun que hablemos de ese sentimiento destacando su definición más benigna y sublime: Corintios 13. Es que las palabras que definen al amor en ese hermoso pasaje de la biblia son reales.  No podemos sentir ese sentimiento sin concertar todas las reflexiones de ese cántico de amor. No importa que tengamos todas las cosas materiales del mundo, si no tenemos el amor a nuestro lado parecería que no tenemos nada.

Es que todas las cosas sin amor carecen de sentido.  Podemos tener éxito en nuestras vidas, haber llegado tan lejos como nos habíamos propuesto, ser laureados con reconocimientos y meritos y si no tenemos a la persona amada a nuestro lado ¿de que nos sirve?

Aprovechemos el momento y reconozcamos nuestros sentimientos a la persona que amamos.  Digámosle lo importante que es y lo tanto que la amamos.  No desaprovechemos la oportunidad que nos brinda nuestro Dios para expresar nuestros sentimientos. No dejemos para mañana, decir lo importante que es ese ser en nuestras vidas.

Cuando sentimos ese amor en nuestros corazones podemos lograr todo.  Nos da fe, nos da esperanza, nos da fuerza, nos llena de alegría y felicidad, pero que hacemos si en lugar de darle el sitio ideal en nuestro corazón lo dejamos de lado, pensando que hay prioridades que atender?  Pudiera ser tarde cuando regresemos a disfrutar de ese amor.  A lo mejor se ha ido, a lo mejor emigró hacia otras tierras  donde no se sienta en medio del desierto esperando un detalle de amor.  Vamos es hora de darle gracias a Dios por ese amor tan lindo que sientes.  Expresa tus sentimientos. Da sin limites, espera sin limites y vive ese amor intensamente.

Es que amar es la mejor sensación que nos sucede.  Sentir esa plenitud que solo se siente estando al lado del ser amado.  Cuando se entrelazan las manos.  Cuando tienes la oportunidad de estar cerca,  reír juntos, mirarse a los ojos y contemplarse.  Esperar las mismas cosas, tener los mismos sueños, las mismas esperanzas. 

Disfrutemos del amor en todo su esplendor.  Hagamos a un lado las cosas menos importantes.  Disfrutemos a plenitud del amor para siempre. Y cuando tengamos la oportunidad de decir lo mucho que amamos, hagámoslo sin esperar nada a cambio.  Sencillamente expresemos nuestros sentimientos.  Miremos a los ojos  y digamos lo mucho que amamos.

“Es que el amor es paciente y comprensivo. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.  No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo, lo soporta todo.” Corintios 13 6-7.

No hay nada más perfecto que el amor.

 

Amar sin límites

 

Hasta el fin de nuestros días debemos amar al prójimo.  Debemos querer a todos con sus defectos y virtudes pues al amarlos las irradiaciones de amor hacen eco en los sentimientos de los demás.  Dejar a un lado los sentimientos mezquinos, para abrazar con fuerza los que hablan de amor y de concordia.  Ese es el verdadero secreto para la paz. Y la paz trae mansedumbre y la mansedumbre trae felicidad.

¿Como dejar a un lado las heridas? Si.  Podemos hacerlo, y convertir esas heridas en canales de amor para los otros.  Es cuestión de perspectiva.  Conversando con Dios, exponiendo los problemas, los fracasos, las traiciones que a veces nos sorprenden de los más íntimos amigos y asimilando que ni Jesús fue excluido de esa clase de situación humana.  Porque El, en su condición de heredero del trono celestial, no fue excluido de traiciones de sus mas íntimos amigos, ni de vejámenes, ni de calumnias, ni de infamias, vendido por unas miserables monedas de plata.

¿Acaso El, no era también de carne y hueso?  No sentía en su corazón, amor a sus inseparables amigos, Judas y Pedro.  Claro que si.  Y le dolió en el fondo de su corazón que ellos, le dieron la espalda en su momento.  Entonces, cuando le contamos nuestras tristezas, nuestras desilusiones y pesadumbres para con los creíamos nuestros amigos El pacientemente, nos escucha y nos baña con ese refrescante manantial de amor, y convierte esas heridas en ríos de amor y consuelo.

Es así, que nuestras tristezas se convierten en alegrías, nuestras lágrimas en sonrisas y podemos darle a todos  nuestros semejantes gotas de amor y consuelo para sus vidas.

Cambiemos el rencor por oraciones para nuestro prójimo, extendamos nuestras manos para levantar a nuestros hermanos, sean estos como Judas o como Pedro, no importa, el gesto de amor cambiará sus actitudes para con nosotros.  Expresemos nuestra alegría y amor para con todos, eso hará en nuestro círculo que el amor de Dios se propague como la pólvora, la armonía y la paz no solo brillara en nuestros corazones sino que también, habremos hecho una obra maravillosa en nuestros corazones.

Hagamos como hizo Jesús, en el mismo instante de estar colmado de injusticia amemos a nuestros semejantes sin límites, con entera dedicación y entrega,  elevemos una plegaria al Altísimo, para que nos haga humildes de corazón, pues el amor lo soporta todo.