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Aportes de Patricia Landolfi

Y tu, cuanto tiempo pasas lustrando tu alma?

 

¿Y tu cuanto tiempo pasas lustrando tu alma?

Hoy en la mañana, escuchando un programa radial que suelo sintonizar cuando me desplazo por mi ruta hacia el trabajo, me llego mucho algo que leyeron y que quiero trasmitir a todos mis amigos.  Se trataba de un pasaje de un día cualquiera, donde un joven estaba limpiando muy entusiastamente su vehiculo.  Pasaba la lanilla con cuidado y esmero sin que dejase olvidado ningún cantito del flamante auto.  Por la acera pasaba un sacerdote el cual le llamo la atención sobre manera la manera especial con que aquel joven lustraba su vehiculo y osó decirle:¡ Que lindo mantienes tu carro, joven! A lo cual el le dijo: Señor sacerdote, ¡lo que me cuesta mantenerlo de esa manera!  Gasto por lo menos una hora diaria lustrándolo para que se vea así.  En ese instante el cura le pregunto: - ¿Cuanto tiempo gastas lustrando tu alma al día?  Se prolongó un silencio, después de esta interrogante.  El sacerdote le dijo: Quisiera ser tu auto y no tu alma.  

¿Cuantas veces nos sucede esto en nuestras vidas?  Cuantas horas gastamos en el Salón de belleza, o dándole cera a los autos, o bebiéndonos unos traguitos con los amigos, pero no tenemos tiempo para dedicarlo a estar en comunión con el amigo que nunca falla: ¡Jesús! Porque no  dedicamos un espacio de nuestra agenda a compartir con El.  Es probable que así como sacamos tiempo para las demás actividades con dedicación y entrega, también encontraremos tiempo y entusiasmo para purificar nuestro espíritu y acercarnos al Creador.  Es que las cosas materiales corrompen, pero el alma purificada alegra nuestro espíritu.  Nos hace mejores personas, mejores compañeros, mejores esposos, mejores amigos, mejores hijos, mejores padres, mejores ciudadanos y mejores almas.  No hacemos nada, con tener nuestras cosas de primera, camisas de ultima moda, vestidos exclusivos, carros costosos, cuando nuestra alma esta árida, sedienta y vacía.  Nuestros semejantes se alejan de nosotros, o están ahí superficialmente.  Tener lo suficiente, pero saber tener amor, saber tener paz y confraternidad para con los nuestros.  Amarnos unos a otros y dejar de lado los intereses desmedidos que solo nos traen avaricia y soledad.  No pasemos nuestros días lustrando nuestros autos, nuestras apariencias, nuestros objetos materiales y si pasemos tiempo gozoso lustrando nuestras almas, para que brillen con reluciente reflejo y trasmitan a nuestros semejantes destellos de amor.

Patricia_Landolfi04@yahoo.com

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