Blogia
Aportes de Patricia Landolfi

Lloraba porque no tenia zapatos...

“Lloraba  porque no tenía zapatos hasta que vi un hombre que no tenía pies”

Que lindo proverbio persa, y cuanta enseñanza nos transmite. A menudo escucho verdaderas declaraciones de amargura de gente que no anda conforme a sus posesiones. Esta sociedad consumista, que nos lleva en una carrera sin tregua a estar en el último peldaño de la moda, nos daña y consume, desvalorizando lo que realmente tiene valor en la vida.

Todos tenemos posesiones invaluables y personales que muy pocas veces nos damos cuenta de su existencia,  sólo cuando nos sucede alguna tragedia y perdemos una de ellas. 

Tenemos el órgano de la vista, que nos permite apreciar las hermosas cosas que tiene la vida, los amaneceres, cuando nuestro astro Sol se despierta cada mañana a iluminar nuestro camino. También con la vista apreciamos la tierna sonrisa de un bebé, los hermosos paisajes, y podemos ver a nuestros semejantes.  ¿Pero, en algún momento decimos en nuestras oraciones, Gracias Señor porque puedo ver?

También poseemos el órgano del tacto. ¿Sabes lo reconfortante que es un abrazo? ¿Con que frecuencia agradecemos esto en el momento de nuestras oraciones?

Así mismo, otro tesoro invaluable es el olfato. Dios, que rico es poder llegar a nuestro hogar, y sentir un delicioso aroma a bizcocho recién horneado, o sentir el profundo aroma a flores frescas.

Y poder movernos de un sitio a otro, con nuestros pies, determinar si ya esta bueno de estar sentados o poder sentarnos un poquito a descansar. Pareciera que no estoy hablando de cosas muy importantes, pero si lo estoy.  Esos tesoros todos nosotros los poseemos y quizás, no tengamos tiempo  para valorarlos y apreciarlos.

Es mas probable que la frustración nos invada, si no podremos cambiar el carro este año, si no podemos cambiar el ropero, porque el presupuesto se ha estrechado y  las deudas se elevan, y desperdiciamos un tiempo enorme, anhelando cosas materiales y despreciando inconcientemente esos verdaderos tesoros que todos poseemos.

Este proverbio persa nos pone a pensar en que debemos reorientar nuestros valores en la vida, debemos de apreciar y valorar las fortunas que poseemos y que nadie nos las puede quitar.  Aprendamos a sentir la presencia divina en nuestro propio cuerpo, con esas maravillas que todos poseemos.

0 comentarios