Blogia
Aportes de Patricia Landolfi

Carta a mi amigo Jesus

Carta a  mi amigo Jesús

Extiende tu mano hacia mi, te espero…mi alma pide a gritos tu presencia.  Quiero sentirte espíritu de Dios… te necesito… te anhelo…No me desampares, no me dejes sola, no me abandones.  Trilogía de amor, inúndame con tu aroma, báñame con ese perfume de amor que solo tu sabes dar. 

OH, Jesús de Nazaret quisiera ser una espiga del campo que al bailar con el viento se eleve hacia lo alto y acaricie despacio tus cabellos, roce con dulzura tus mejillas y luego  termine posándose a tus pies,  lentamente. Así elevaría mi espíritu hacia el tuyo y al encontrar un resguardo para posarme, sin estorbarte te adoraría, sin prisas, sin tiempos, sin reparos.

Eres tú mi amado amor, mi espíritu salvador, contigo nada me falta. 

En el silencio gris de la soledad siento tu compañía. Cuando llega la noche, aun extenuada de una jornada de intensa labor, sin ti no puedo conciliar el sueño.  Al llamarte que vengas a mi encuentro, y llenarte de besos en el azul silencio de mi pensamiento me arrullas al punto de quedarme dormida profundamente, y tu apresto quedas en vigilia para que mi sueño no tenga nada porque despertar.  Solo tu haces esto, OH divino espíritu de amor. Te necesito, te amo, eres tú mi salvador.

Cuan sabios tus caminos, que delicias tus veredas, como decía el Rey David en el libro de los Salmos. ¿Como es posible que los necios no esperen tus designios, con anhelo y fervor?

Eres tú el Hacedor, el Rey, me cobijo en ti, nada temo.

 A mi lado estas … cuando siento tristeza me sonríes… cuando siento dolor… me consuelas… cuando el frío me estremece…calientas tu mi ser con tus destellos…cuando siento hastío…hasta ahí, OH Cristo me comprendes..

Que delicia es tenerte, mi Maestro…sin ti nada doy… con tus fuerzas todo lo tengo…

La confianza me invita a seguir viviendo por ti y para ti.  No importa la carencia que aceche, la soledad aparente, el dolor que el golpe ocasione, todo se disipa con tu santa gracia.  El sufrimiento más infame, la ausencia más cruel, el peligro más agudo.  Nada es tan inmenso como el poder glorioso de tu santo espíritu.  Nada hay mas sagrado, más vital, más importante que tu aroma.

Te pido amado Maestro que no me escuches cuando la ingrata presencia de la vileza humana asome, no me escuches cuando sin querer mis labios susurren palabras de cansancio, no me oigas cuando por mis lágrimas sienta que mi alma sufre llena de desconsuelo, por negaciones de afecto… No me oigas cuando el hedor del desaliento invada mi esperanza, y descaradamente exilie tu perfume, Maestro no me escuches, porque a fin de cuentas te amo tanto que a prisa retorno al vuelo sublime de mi espiga, cuando acaricio despacio tus cabellos, imploro tu perdón,  lloro en desconsuelo, a tus pies me coloco, despacio sin prisa a escuchar los mimos delicados que me ofreces, y en silencio sonrío y llega esa paz embriagante que con dulzura me arrulla para alcanzar con ternura las delicias del sueño,  pues eres tu  Jesús, mi amado Maestro

0 comentarios